lunes, 28 de noviembre de 2011

Por enésima vez.

Retuércete.
Muerdo. 
Espanto.
Chillo.
Salto.
Ataco.
Hoy necesito soltarlo todo por enésima vez.

Estoy analizando uno a uno aquellos fotogramas, como si lo volviese a vivir todo a cámara lenta, y sentir el crujir en el estómago, el dolor hincado en lo profundo de la piel, el cuchillo afilado que primero roza suave, frío, delicado, para marcar la cicatriz perfecta, se va hundiendo poco a poco hasta destrozarme las entrañas; los autobuses de ida y vuelta, las esperas eternas, las llamadas perdidas, los retrasos, mi impuntualidad, mi cabeza mirando siempre a ninguna parte, tu seguridad que poco a poco ibas guardando en el bolsillo trasero del vaquero roto para perderlo por el agujero, para meterme en él, empiezas a diseñar un mundo de mentiras, un círculo vicioso, y entro en ese remolino, ahogándome entre falsas historias mientras apagas mis ojos y te llevas el brillo, y no me lo devuelves, y no te lo pido, y no me da la gana, y no quiero nada tuyo. Tú sabes que me has jodido.





Coldplay - Fix you
http://youtu.be/JI-o25K6B-E

domingo, 6 de noviembre de 2011

Límites.

No me limita la piel. Mi límite es lo permanente, lo monótono de una rutina, lo constante, aquel ''para siempre'' incorrecto que debió de estar prohibido. Prefiero elegir el tiempo,  que es el único capaz de transformar lo estático en dinámico y eliminar los límites. Qué más da estar a un lado ó a otro del precicipio, lo importante es no estar en medio.