martes, 14 de junio de 2011

Let the good times roll.

Realmente fue un día raro. De esos que te levantas con ganas de comerte el mundo y te atreves con la montaña rusa más alta, el puente más alto, el café más cargado, la fruta más ácida, el coche más rápido, llegas a clase después de una bronca con un motero en la autovía, pero llegas decidida a que nada amargue el día, (hay que estar concentrados, hay que estar concentrados, época de examenes, se escucha eso por todas partes), dejas la maqueta, el profesor bien; charlas con tus amigas que no pasan por un buen momento y tú no sabes cómo animarlas; sales corriendo casi soñando con la cinta, la música, la bici, porque el día está empezando a ir raro, el tiempo está raro, y tú desafiándolo en manga corta. Los apuntes no te inspiran, no quieres ni pensar, te duele la mano de escribir, porque llevas un mes dibujando y haciendo maquetas. Falta de entrenamiento. No es una queja, que conste.
La insatisfacción se nubla como en la calle, la academia bien, todo bien, pero el mundo está neutro, nada inspira, ni relaja. Y eso me pone de los nervios. Y lo peor, andar sola escuchando música lenta ensimismada no ayuda mucho si quieres mantenerte viva cruzando en rojo, te recorre un escalofrío de soledad e impotencia pero luego ves una Kawasaki y te da por sonreír porque nadie se cree mi vena motera.

Y nada, que la montaña rusa se ha parado justo en el looping y ahora estoy boca abajo.



Pero no; tampoco tengo vértigo y tampoco sé lo que tengo.



Kawasaki EX 500 en Mentiras Arriesgadas

No hay comentarios:

Publicar un comentario