jueves, 19 de mayo de 2011

Terremoto.

Vivo en el Sur hasta en mi ciudad.
Recorro Norte y Sur todos los días, busco el centro perfecto, el punto medio; pero siempre me pierdo o me atrapan las calles.

Aquel día todo era diferente, los viernes lo son. Se me habían pegado las sábanas, me pasé la parada por sumergirme en un libro, llegué tarde y despeinada. En clase estaba como ausente. Volví a casa, solté las cosas, hice un par de llamadas y salí sin muchos planes.
Íbamos María y yo, dispuestas a escaparnos del agobio, de la escuela, a tomar aire del bueno. Cervezas, bocadillos, gin-tonics regalados, gin-tonics por capricho; gente en la gente, subidones con caída libre, momentos de bajón y de improvisación, de buscar fuerza hasta para sonreír y reaccionar a tiempo con la única droga que unos vasos con hielos medio vacíos en un banco.

Ándabamos sin rumbo, y nos paramos en el parque sin saber que íbamos a quedarnos. Paula por allí, preparando cosas del concierto, de un lado a otro como toda la semana. Ya no me acuerdo de cómo fue, pero acabamos sentadas en el bordillo, gracias a Paula; escuchando, con el parque vacío, la prueba de sonido.

-''Que esto no lo vamos a volver a vivir...''

Escuchar Amelie a pleno pulmón, y quedarme sin huesos por ese terremoto. Querer guitarras rojas y púas amarillas. Quedarnos sin voz.

El tiempo pasó demasiado rápido y creímos volver a los 15 años cuando sonó aquello de ''Como si fueran burbujas de Champagne francés.''
Rock y poesía.

Otra vez sin piel. Otra vez sin voz. Y todo esto ya, con la luna en la cabeza.


Por los planes improvisados, aquellos que siempre salen bien. Por los días que no te esperas llegar a las tantas a casa. Por las amigas que te aguantan cuando más insoportable estás, en tus más, en tus menos. Por ellas. Por el rock y la poesía.




-FIP Granada. Pereza & Benjamín Prado.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario