martes, 27 de marzo de 2012

Pero la luz era otra.


 ROJO

Éramos nosotros, nosotros mismos. Pero la luz era otra. El espacio estaba lleno, la lluvia caliente en el cristal, las hojas de los libros subrayadas, el cigarro encendido en la ventana, los enredos en el pelo, el olor a café por la mañana, y la humedad de tu boca iba dejando en sequía la mía.
Compartíamos una manía desdoblando esquinas en las páginas de los libros de las bibliotecas. Bailamos entre las ruinas de lo que dejamos, escondido, para que nadie lo encontrase. Estaba intacto, igual de frágil, igual de delicado.

Y ahora... Me resulta inconcebible que tengas tanta visión para unas cosas y tan poca vista para otras.

2 comentarios:

  1. Muy buena entrada, sí, señora.
    Sobre todo me gusta esa última frase, esa acusación...

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  2. Sorpresa, pequeña terremoto... ;)
    ¡Hola, Meri! Soy seguidora de este blog desde hace tiempo, por eso te he otrogado el premio: Liebster-blog. Muchos otros espacios blogger agradecerían que continuaras la cadena: http://mipropiaingravidez.blogspot.com.es/2012/04/cadenas-que-no-pueden-dar-mala-suerte.html
    Gracias.

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